

Secciones
Servicios
Destacamos
La carretera del Saler bulle agitada incluso un martes por la mañana. Da igual que no sea el típico día playero para que la CV-500 registre atascos, un ir y venir incesante de ciclistas por las dos vertiginosas cunetas y hasta algunos turistas fuera de la 'hora punta' en el tradicional embarcadero de la Albufera. Nunca es mal día para una foto de postal. Pero cuando uno cruza los muros de 'La Granja del Saler' entra en un oásis. Es la hora del almuerzo y algunos de los empleados de la empresa municipal Vaersa paran un rato en uno de los bancos sobre el cesped y bajo una pinada. Arriba, el arrullo de una paloma torcaz. Abajo, en el verde, el graznido de dos patos. Entre los muros del lugar, una de las inesperadas e involuntarias protagonistas de la semana informativa: la culebra bastarda rescatada por los bomberos del motor de un coche en un garaje de la calle Botánico de Valencia.
Entramos en el Centro de Recuperación de Fauna que la Conselleria de Medio Ambiente posee en pleno corazón del paraje natural. Aquí hay buhos, halcones peregrinos y otras especies exóticas recogidas y en fase de recuperación para regresar a su medio natural. Y en ese momento se encuentra ahora la culebra que la pasada semana rompió la tranquilidad del barrio de la ciudad de Valencia.
El reptil está ahora en manos expertas y cuidadosas como las de Josep Lerma, uno de los veterinarios que la atienden en el lugar. «Llegó 'fastidiada'. Muy deshidratada y como desorientada. Normal en un animal que sale de su medio natural. Al principio ni se movía en el terrario en la que la tuvimos, hasta se comió la tierra del estrés que sufre», señala el especialista.
La culebra, venenosa aunque con muy poca carga y con los dientes inoculadores situados en una posición muy retrasada de la boca, lo que minimiza su peligro para los ciudadanos, alarmó al dueño del coche en cuyo motor apareció enroscada. No sólo a él. Fue un vecino del subterráneo el que avisó a la Policía Local de Valencia y a los Bomberos Municipales al verla entrar y salir del capó del coche.
LAS PROVINCIAS es testigo en el Centro de Recuperación de Fauna de cómo se recupera el ofidio. «Las estamos hidratando y tratando con antiinflamatorios. Va mejor en estos días», detalla Josep Lerma. Mira la caja con la que él y una compañera la transportan desde el terrario para ponerle una inyección sobre una mesa de atenciones médicas. Cerca, una bandeja con pequeños ratones y polluelos diminutos: el alimento con el que nutren al animal.
Hasta le hacen radiografías. En el monitor de un ordenador situado en el laboratorio se puede ver la cabeza de la culebra, con los tradicionales tonos negros y blancos de una placa radiológica, en este caso veterinaria.
El veterinario se coloca unos guantes de protección. Extrae el voluminoso reptil y lo coloca sobre la camilla. El animal apenas se mueve. Levanta ligeramente las escamas del reptil y le pincha la jeringuilla con el medicamento. El cuerpo de la culebra se contrae ligeramente. Después, de vuelta al terrario, donde la calientan con una manta térmica y unas luces de calor.
La culebra, según detalló el dueño del coche en el que fue hallado, se debió colar en el vehículo cuando su propietario estaba en una zona de campo de Rocafort. Así lo indicó a los agentes de la Policía Local y los Bomberos que inicialmente se hicieron cargo del animal. Y allí es a donde los técnicos del Centro de Fauna de la Conselleria de Medio Ambiente lo trasladarán cuando se recupere plenamente.
«Siempre intentamos soltarla al mismo punto en el que apareció. Ese lugar es el que el animal conoce, tanto en cuanto a las presas con las que se puede alimentar como por los refugios que tiene», señala el veterinario. Además, esta es la época perfecta, pues el momento de cría de la mayoría de las especies animales y cuando las parejas se aparean.
Los especialistas luchan ahora por devolver las condiciones físicas al animal. «Además de deshidratada pues estaba un poco desnutrida, por el tiempo pasado en el motor, que a saber cuánto llevaría. Y por el propio estrés de estar ahí metida y ahora en un sitio como este, que aunque la cuidemos, no es su hábitat», indica Josep Lerma. Cuando la culebra salga de este 'hospital de animales', llegará el momento de regresar a sus dominios en Monserrat.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Óscar Bellot | Madrid y Guillermo Villar
José A. González y Leticia Aróstegui (gráficos)
David González
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.