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Eleonora Buratto es una de las grandes divas de la actualidad. Cuando Les Arts apostó por ella hace tres temporadas para llevar adelante su «Trilogía ... Tudor» acertó de pleno. La diva italiana culmina ese trabajo en su mejor momento. Hace unas semanas, por ejemplo, tuve el privilegio de ver la «Butterfly» que cantó en Baden-Baden con Petrenko y la Filarmónica de Berlin en una de esas interpretaciones que harán historia, como hará historia la encarnación que hace de Elisabetta de «Roberto Devereux». En mi opinión, la escena final de esta ópera es una de los más altos logros artísticos de Donizetti y Buratto hace de ella toda una creación. Su voz, de belleza única, está pletórica tanto técnicamente como en cuanto a timbre. Puede hacer todo lo que desee con el instrumento y, por tanto, hay que aplaudir que no lo emplee para el lucimiento vacuo y el aplauso fácil a base de agudos no escritos, sino utilizando todos los recursos vocales para transmitir todo el drama a través del canto. Quien ame la ópera, o quien se plantee amarla, no debe perder la oportunidad histórica de asistir a una de estas funciones.
Pero la diva italiana no canta sola. Cuenta a su lado con dos magníficos intérpretes que le han acompañado en esta «Trilogía». Ismael Jordi encuentra en Roberto Devereux la oportunidad, por fin, de poder deleitar al público con una grata página como es su escena del acto tercero. Como siempre, su canto se rigió por una aristocrática técnica, un fraseo elegante y un estilo genuinamente belcantista. Por su parte, Silvia Tro Santafé ha tenido, gracias a esta «Trilogía» la oportunidad de ser, por fin, una de las protagonistas en el teatro de su ciudad. Su técnica y estilo es impecable, pero, además, la brillante voz resulta ideal para un papel como Sara, tal vez el menos grato para mezzo de los tres que componen la trilogía, pero que ella eleva al más alto nivel. La sorpresa vino con el joven barítono Lodovico Filippo Ravizza quien posee una voz redonda de extraordinario atractivo lírico.
En esta ocasión, no fue Maurizio Benini sino Francesco Lanzillotta quien dirigió la obra. El maestro es una de las batutas jóvenes italianas más interesantes. Ya en la obertura logró matices dinámicos que sirvieron para huir de la vulgaridad (tan común en esta música), pero durante toda la actuación fue un ejemplo de precisión y flexibilidad. La Orquesta de la Comunitat, tras esta «Trilogía» ha conseguido, por fin, enfrentarse con rigor e interés a este tipo de música, mientras que el coro se encuentra muy cómodo en este repertorio.
La decepción llegó con la dirección de escena de Jetske Mijnssen quien no logra coronar la «Trilogía». En este «Roberto Devereux» no hubo referencias ni intertextualidades, se limitó a repetir recursos estéticos de las otras dos óperas sin aportar una lectura interesante ni enlazar convincentemente con «Bolena» o «Stuarda».
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