Sánchez medirá su aguante en el pleno del miércoles y en una ronda con sus socios
Moncloa no augura «revoluciones», mientras el PP pretende hacer un infierno de la sesión en el Congreso
El Gobierno y el PSOE, socios y oposición, contienen la respiración ante la incierta semana política que se avecina tras el seísmo provocado por el ' ... caso Cerdán'. Una semana que pende, hoy, de que el dimitido secretario general de los socialistas cumpla su compromiso de entregar el acta de diputado que le privará del aforamiento –mientras no lo haga, sorteará un eventual registro de su domicilio– y de lo que resuelva la ejecutiva del partido que comandará Pedro Sánchez, con el foco puesto en si activará la suspensión de militancia a la manera en que lo hizo, con indicios entonces más livianos en su contra, con el exministro José Luis Ábalos.
No cabe esperar, sostienen fuentes de Moncloa, «grandes revoluciones» por parte de un presidente que medirá hasta dónde conserva el pulso la legislatura con un triple termómetro: la digestión interna de la crisis, su propia comparecencia en el Congreso de este miércoles, que el PP se conjura ya para convertir en un infierno; y una ronda de conversaciones con sus socios de investidura.
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Presidencia se adelantó ayer a la exigencia que iba a centrar el mitin previsto de Alberto Núñez Feijóo en Málaga y trasladó a los grupos de la Cámara baja que sí asistirá a la sesión de control del miércoles una vez que Emmanuel Macron ha suspendido la cumbre para la solución de los dos estados, Israel y Palestina, que patrocinaban Francia y Arabia Saudí en la sede de la ONU en Nueva York. Si no lo hace antes, será el hemiciclo donde el jefe del Ejecutivo reaparezca tras haberse recluido a coger aire en la finca que el Estado tiene en la localidad toledana de Quintos de Mora y después de la comparecencia en Ferraz del jueves aciago en el que el informe de la UCO destapó la presunta doble vida de su hombre de confianza –el segundo, antecedido por Ábalos– como comisionista de obras públicas amañadas.
En esa rueda de prensa con el partido demudado, en la que pidió perdón dando credibilidad total al dossier entregado por la Guardia Civil al juez del Supremo Leopoldo Puente, el presidente descartó adelantar las elecciones –todas las encuestas, menos el CIS, proyectan la victoria de la derecha, aunque voces críticas como las de Emiliano García-Page y el alcalde de Mérida han pedido anticiparlas para que no contaminen los comicios locales de 2027;– y trató de encapsular la crisis entre las cuatro paredes de Ferraz con el anuncio de una auditoría externa y una remodelación de la ejecutiva renovada hace medio año bajo su control y el de Cerdán.
Seguir la legislatura
«Sobran las razones» para que la legislatura siga avanzando, se esforzó en transmitir ayer la vicepresidenta y vicesecretaria general del PSOE, María Jesús Montero, en un acto con la militancia en Sevilla. Sánchez tampoco contempla someterse a una cuestión de confianza de resultado incierto dada la fragilidad de su mayoría parlamentaria. Pero lo cierto es que pese a exigirle explicaciones y considerar insuficiente su primer cortafuegos para que la legislatura pueda seguir transitando aunque sea en una gincana, ninguno de sus aliados le ha urgido a dar un paso que también los obligaría a retratarse a ellos. Exactamente lo que persiguen Feijóo y los suyos, que, descartada a su vez una moción de censura para perderla, se afanan en señalar «la complicidad» de la izquierda y del soberanismo catalán y vasco con el sostenimiento de un Gobierno erosionado por las imputaciones por corrupción. Los populares responden con un «absolutamente» a la pregunta de si tienen intención de hacer del pleno de este miércoles una suerte de Vietnam para Sánchez.
Los aliados, con tonalidades dispares, aguardan a los próximos pasos del líder socialista, mientras Moncloa ha iniciado ya los contactos con la intención de emprender una ronda de conversaciones para intentar restañar la desconfianza. Este fin de semana, Moncloa ha trasladado sus intenciones a la dirección del PNV, aunque sin fijar aún el día de la cita. De cita está pendiente también Junts, que urgió a Sánchez el mismo jueves en que reventó el informe contra Cerdán a mantener una entrevista con su secretario general, Jordi Turull, y su portavoz en el Congreso, Míriam Nogueras, para despejar la viabilidad de que el Gobierno cumpla los compromisos adquiridos para la investidura y en lo que va de legislatura; toda vez, además, que los secesionistas se han quedado sin su interlocutor de cabecera en los encuentros mensuales de Carles Puigdemont con el PSOE en Suiza. Este sábado, Turull incidió en que su partido no tiene «amigos» en Madrid, sino «intereses».
Pero los amagos de ruptura se quedan, por ahora, en eso, en amagos, lo que facilita al presidente ganar tiempo mientras las aguas internas se mantengan en su cauce aunque bajo agitación. En Podemos inciden en que la reacción del presidente «se queda muy lejos del mínimo», pero aguardan a lo que vaya ocurriendo para perfilar su discurso en el Congreso. «Es que la alternativa a un caso de corrupción cutre en el PSOE –sostienen en Bildu sobre la continuidad de la legislatura y en alusión al PP– es el partido de corrupción 'premium' sistematizada junto a cloacas policiales y judiciales».
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