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Cullera es un reconocido destino turístico de sol y playa pero también cuenta con una gran riqueza patrimonial y natural al formar parte del parque ... natural de la Albufera. Los arrozales son un sello característico de su entorno pero existe un lugar menos conocido que tiene gran importancia dentro del parque debido a su valor y a su historia.
Se trata de la balsa de Sant Llorenç, ubicada en la zona norte de la ciudad y cerca de la playa del Dosel, y que es un resto de la antiguo lago de la Albufera que hace siglos llegaba hasta esta zona. Durante muchos años, esta masa de agua estuvo abandonada y a punto de desaparecer pero los trabajos del Ayuntamiento de Cullera para su recuperación han dado sus frutos y ahora es un lugar privilegiado donde observar aves.
En la balsa «hay un proyecto medioambiental muy valioso de puesta en valor, un sitio hay muchas aves migratorias, donde acuden turistas a ver esas aves y representa para nosotros todo el valor que tiene ese paraje. Gracias a la voluntad política se iniciaron de forma de modo urgente trabajos de preservación y recuperación de su salud», explica el concejal de Medio Ambiente, Víctor López. Un plan de choque más que necesario para mejorar la dinámica hídrica de la laguna que consistió durante 2020 y 2021 en la eliminación de vegetación invasora y posterior replantación de vegetación autóctona, limpieza y retirada de residuos contaminantes, trabajos de dragado de sedimentos y regeneración subterránea, análisis y detección de puntos donde existía pérdidas hídricas, reparación de canalizaciones.
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En esta primera fase se inyectaron 2,7 millones de litros de agua a la balsa para mantener el nivel ya que había estado tan abandonada que estuvo a punto de desaparecer por la falta de agua y también por la cantidad de especies invasoras y falta de mantenimiento.
«Los trabajos de restauración de la Balsa han servido para abrir una ventana a la propia laguna con el objetivo de dar a conocer este espacio de flora y fauna a la ciudadanía y hacerla accesible creando una pasarela», añade el edil de Medio Ambiente.
Pero para conseguir que la Bassa de Sant Llorenç siga siendo un lugar estratégico dentro de la Albufera se ha ejecutado en los últimos meses otra importante actuación para asegurar los recursos hídricos en esta pequeña laguna. La balsa cuenta con varios puntos de aportación de agua de escorrentía superficial procedente de las vertientes de los relieves montañosos que la rodean. Estas aportaciones están canalizadas en una red de acequias secundarias que han sido restauradas.
Para ello se se procedió al desbroce y trituración de la vegetación que se encontraban ocupando los canales para proseguir con el dragado de los mismos hasta conseguir una profundidad que permitirá una óptima circulación del agua. Unos trabajos que se retrasaron debido a la dana y a la necesidad de emplear la maquinaria en tareas de búsqueda de desaparecidos.
Una vez pasada esta fase, en la balsa de Sant Llorenç se han eliminado 800 metros cuadrados de cañaverales perimetrales alrededor del humedal, y se han colocado geotextiles para ahogar esta vegetación invasiva. Ahora, el Ayuntamiento de Cullera ya está solicitando subvenciones para poder plantar vegetación autóctona en su entorno y consolidarla.
Por otra parte, se ha mejorado el acceso al observatorio de aves, mediante la construcción de un puente que une la pasarela de acceso con la senda. Un lugar muy tranquilo en una zona menos conocida de Cullera y que también forma parte del parque natural de la Albufera.
«Su preservación nos asegura una mayor calidad y salud ambiental, porque es un ecosistema único que alberga una riqueza única en cuanto a biodiversidad, siendo hogar de numerosa vegetación y aves. De hecho, por nuestra ubicación, Cullera es un destino único para los amantes de la naturaleza y la observación de aves, en espacios como la Bassa de Sant Llorenç. Una actividad de turismo ornitológico que se complementa con otros espacios como el Cap de Cullera o l'Estany, por donde emigran y descansan miles de aves», recuerda Víctor López.
Y es que Cullera se ha convertido en los últimos años en uno de los lugares referentes para los amantes de la ornitología. Su ubicación, junto al mar y en el parque natural, hace que una gran cantidad de especies sobrevuelen la localidad durante todo el año. En el mirador de Sant Llorenç también se pueden ver diferentes aves durante todo el año.
Cullera espera que próximamente la Albufera pueda ser Reserva de la Biosfera ya que es un paso más para garantizar su preservación como ya se está haciendo con las diferentes actuaciones puestas en marcha a nivel local. Unos trabajos los de la Bassa de Sant Llorenç que se ha comprobado que ayudan al medio ambiente pero también a crear nuevos mercados turísticos que diversifican el sector.
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