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No duró más que treinta años, pero el impacto que dejó en Valencia la Tortada del arquitecto Javier Goerlich en la plaza del Ayuntamiento fue ... tan grande que la alcaldesa María José Catalá quiere recuperar su memoria. Para ello, encargó un estudio acerca de la ubicación de los restos, su estado de conservación y propuestas de ubicación. Y ya tiene el informe sobre su mesa para que pueda tomar una decisión.
El extenso documento realizado por Javier Hidalgo y su equipo (más de dos mil folios) al que ha tenido acceso LAS PROVINCIAS se titula «Propuesta de puesta en valor» precisamente y concluye que hay material suficiente para llevar a cabo la recuperación. En concreto habla de restos identificados en un depósito al aire libre en el barrio de San Isidro, junto a la V-30, además de un almacén municipal en Borbotó, dos monumentos en Valencia y otras piezas en Paiporta.
Con todo ello se puede realizar gracias al método de la anastilosis (combinación de piezas originales con otras de diferente material y color para que el público vea la diferencia) el pórtico o columnata circular del llamado Mercado de Flores y uno de los bancos curvos de la plataforma elevada que había en la plaza.
Esa conclusión ya es una magnífica noticia, a la que se ha llegado tras el inventariado «pieza a pieza» de todo lo que había en los diferentes lugares encontrados. Y ahora llega la gran pregunta. ¿Dónde colocar el conjunto y recuperar así la Tortada?
Pero antes de eso algo para situar lo que se quiere recuperar. El arquitecto Javier Goerlich, decisivo en el aspecto actual de Valencia junto a otros nombres como por ejemplo Santiago Calatrava, reurbanizó la plaza del Ayuntamiento (entonces Emilio Castelar) con un diseño que se mantuvo desde 1931 hasta 1962 aproximadamente, cuando fue demolido para convertirse en espacio de aparcamiento de coches sin más, incluida la explanada central. La Tortada era el elemento singular, una plataforma elevada rodeada de escalinatas, fuentes y presidida por un espacio abierto hacia el subsuelo, porticado y donde había puestos de flores que gozaban de iluminación natural desde la planta sótano y que estuvieron en funcionamiento un tiempo. Parte de eso es lo que se quiere recuperar.
La primera opción de Hidalgo es la lógica: la reconstrucción de la Tortada debe situarse donde estaba en origen, aunque hay un problema y es que desde hace mucho en ese lugar se planta cada año la falla municipal. Territorio casi sagrado por lo tanto.
«De acuerdo con las teorías de la restauración monumental y desde el punto de vista de la memoria histórica, el lugar idóneo para ubicar el pórtico circular es sin duda el mismo lugar en el que estuvo ubicado originalmente. No obstante, somos conscientes de que, hoy en día, y con la configuración y usos actuales que tiene la plaza del Ayuntamiento, es precisamente este lugar posiblemente el menos indicado para ya que coincide con el lugar donde se planta la falla municipal», se indica en el documento.
A partir de ahí se señala que aunque «no sea en el sitio exacto en el que estaban situados originalmente, sigue siendo la plaza del Ayuntamiento el lugar idóneo para ubicar y poner en valor los restos seleccionados para ser recuperados por anastilosis».
Por lo tanto, el experto ofrece a la concejalía de Cultura, delegación que tramitó el concurso por encargo de su responsable, José Luis Moreno, otra alternativa: «Consideramos que la ubicación más compatible con la configuración de la plaza es el vértice del triángulo ajardinado situado al norte de la plaza, frente al Rialto, donde hoy en día se sitúa la estatua de Francesc Vinatea, que debería por lo tanto ser reubicada en otro lugar dentro de la misma plaza del Ayuntamiento, por ejemplo, desplazándola sólo unos metros al sur, donde quedaría colocada entre la fuente monumental existente actualmente y los restos de la Tortada».
En caso de elegir esa ubicación la estatua dedicada al jurista valenciano (1273-1333) tendría que permanecer en la plaza, dado que hay un acuerdo plenario del pasado mandato apoyado por el PP donde se indica que este monumento erigido en los 90 no podrá salir de la plaza del Ayuntamiento cuando sea reformada.
Esto añade más dificultad para la colocación de la Tortada, que por cierto se recuperaría a «ras de suelo», sin excavar ni un centímetro más de lo necesario. Así, la columnata circular se pondría alrededor de la fuente original, que actualmente decora el cruce de Llano de Zaidía con la avenida Constitución. Encima, sólo en parte, un trozo de la balaustrada. Y en el exterior, el banco circular, uno de los cinco que servían como zona de descanso.
La ubicación de la Tortada en la plaza del Ayuntamiento necesitaría también la coordinación con el arquitecto Miguel del Rey, ganador del concurso de ideas y que ya trabaja en la redacción del proyecto definitivo con algunas modificaciones. La inclusión de la Tortada sería una de ellas.
Esto no está exento de dificultades en una plaza con condicionantes como las Fallas y sus obligados accesos de emergencia, la presencia de grandes edificios que requieren «vestíbulos» enfrente de sus fachadas como los denomina Del Rey o la fuente monumental diseñada por el ingeniero Carlos Buigas y construida en 1963, cuando desapareció la Tortada bajo la piqueta.
De ahí que el documento entregado al Ayuntamiento ofrece otra alternativa fuera de la plaza, en concreto en el jardín del Turia. Se trata en realidad de la cuarta opción, aunque la tercera ni llega a considerar debido a que durante la redacción del informe se adjudicó un jardín en ese lugar. Se trataba de un espacio junto al puente de Serranos que se ajardinará con fondos europeos en unas obras ya encargadas. Ese dinero no se quiere perder de ningún modo.
Por ese motivo, la ubicación propuesta en su lugar es el tramo que enfrenta con el Museo de Bellas Artes, donde se hizo un intento hace décadas de crear un jardín de esculturas. Según la ubicación propuesta, prácticamente no habría que tocar nada del arbolado actual.
«Es un entorno cultural de excepción formado por edificios y monumentos como el Museo de Bellas Artes, el Monasterio de la Trinidad o el Puente de la Trinidad. Además, el antiguo cauce del río no es sólo un auténtico pulmón verde de la ciudad sino también un pulmón cultural», se defiende en el documento sobre la zona.
Dado que en el jardín del Turia se puede ejecutar el proyecto con mucha más amplitud, Hidalgo proponía hacer junto a las Torres de Serranos algo más ambicioso, en concreto «un museo al aire libre a modo de centro de interpretación de la Tortada de Goerlich, recuperando otros restos y fragmentos catalogados y colocándolos en esta superficie del Jardín del Túria, debidamente presentados e interpretados para hacerlos comprensibles e inteligibles al ciudadano no especialista y que puedan así ser disfrutados». Para ello estimaba que sería necesario toda la superficie del jardín que se hará en este lugar, un antiguo campo de fútbol de tierra.
Junto a los restos de la Tortada se han hallado otros procedentes de otros bienes de carácter patrimonial, que han sido fotografiados en su totalidad, señala el informe de Hidalgo, quien precisa que la premisa para seleccionar las piezas de la obra de Goerlich ha sido «reunir unos valores cuya valoración global sea 'alta', lo que significa un estado de conservación alto o como mínimo aceptable, además de la capacidad de formar un elemento, parte o conjunto arquitectónico de la plaza, añadiendo únicamente ciertas partes para completar su lectura formal y asegurar su estabilidad estructural». Con ese puzzle se ha dado forma a la propuesta, que ahora debe ser analizada por el Ayuntamiento.
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