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El paisaje comercial que dejan los bajos de los centros de las ciudades son históricamente la foto fija del momento social en cada época. Y ... en esa instantánea actual, al menos en el centro de Valencia, el ritmo lo marca el turismo. Tiendas de alquiler de bicicletas o patinetes, de venta de souvenirs, establecimientos hosteleros con menús de comida internacional y coloridos cócteles, y cafeterías de especialidad con bebidas para llevar. Nada escapa ya a la gentrificación de todos los barrios y los bajos son el mejor reflejo de lo que está sucediendo a pie de calle.
Y ahí, un ejemplo paradigmático es el del antiguo Horno de San Nicolás, considerado el más antiguo de Valencia, que cerró sus puertas en octubre de 2023, por la falta de rentabilidad y la necesidad de nuevas inversiones para adaptarse a la normativa actual. A Su propietario, Ramón Chirillach, bajó la persiana de un negocio al que había dedicado toda su vida como panadero desde que comenzó de pequeño en el negocio familiar, del que había testimonio, según sus propias palabras, incluso desde el siglo XVIII. Y tras un periodo de inactividad, el pequeño establecimiento de la céntrica plaza del Horno de San Nicolás, en pleno barrio de Carmen, se convertirá en una cafetería de especialidad, con bebidas para llevar, según ha publicado La Vanguardia. En el local se vislumbran ya estos días las reformas para ponerlo en marcha con celeridad.
Sobre el local, en la fachada del edificio una cerámica recuerda que el horno de San Nicolás funcionaba desde 1802, aunque Ramón contaba que había referencias a él incluso anteriores a esa fecha. El horno, que ahora será cafetería, estaba ubicado entre plazoletas a espaldas de la plaza de San Nicolás, mucho más conocida desde la restauración de la iglesia. Sin embargo, no eran los turistas su clientela más asidua, sino que tenía una comunidad fiel de vecinos que ahora tendrán que buscar otro lugar donde comprar el pan.
Las cafeterías pequeñas, incluso sin espacio para tomarse el café sentado, se han expandido por todo el centro turístico de la ciudad. Son un concepto de máximo interés para los que visitan la ciudad y con un coste beneficio elevado. Por contra, los comercios tradicionales han sufrido un retroceso claro, además de por el turismo, por el cambio de usos y costumbre de la sociedad.
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En el caso de las panaderías y hornos tradicionales, su permanencia está supeditada a la clientela. Y según el último informe del consumo alimentario del Ministerio de Agricultura, de quienes compraron pan en 2024, un 44,6 % lo hizo en el supermercado y en tiendas de autoservicio. Es interesante resaltar que este canal incrementó su volumen en un 3,3 %, una cifra superior al crecimiento del mercado en general, lo que indica que desrrolla muy bien estos productos de alimentación durante el año 2024. Por otro lado, la tienda tradicional representa el 29,7 % del total de compras. Es relevante señalar que su peso en la categoría supera ampliamente su participación en el mercado alimenticio, que se sitúa en un 11,1 %. Esto evidencia que, a pesar de la disminución en volumen del 3,3 %, dicho canal continúa desempeñando un rol fundamental dentro de este producto.
Los hogares españoles incrementaron en un 1,1 % la compra de pan al cierre del año 2024. En primer lugar, es importante destacar que el mercado del pan creció en volumen en un contexto de estabilidad en la compra total de alimentos y bebidas, que fue del 0,2 %. Esto indica que el pan está creció a un ritmo superior al del mercado general, por tanto, ganó presencia dentro de los hogares españoles. Por otro lado, el valor del mercado se mantuvo en positivo, con un aumento del 0,6 % en la facturación en comparación con el año anterior. Aunque esta cifra es favorable, se sitúa por debajo del incremento del valor del mercado agroalimentario español, que fue del 2,6 % al cierre de 2024. Además, se observa que los hogares destinan el 4,03 % del gasto total en alimentación y bebidas para el hogar a la compra de pan, lo que implica un gasto per cápita anual de 72,04 €, cifra que representa una reducción del 0,7 % en comparación con 2023.
De media, cada persona en España consume 27,45 kilos de pan al año y este producto representa el 4,8 % del volumen total de la cesta de los hogares españoles. Esta cantidad se supera en el caso de individuos con un ciclo de vida que se corresponde con parejas adultas sin hijos, adultos independientes y retirados. En el caso de la Comunitat Valenciana, los ciudadanos consumieron de media 27,34 kilos de pan al año.
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